Puede que la entrada de hoy no esté en la línea de todas las anteriores. Puede que en la entada de hoy no sea yo la que transmito mi admiración, mi pasión y mi devoción por Manuel. Pero puede que la entrada de hoy me haya llegado tan adentro del corazón como sus canciones. Por eso, puede que la entrada de hoy sea (para mí) la mejor y más emotiva de las que hay en este blog hasta la fecha.
Aquí empieza la historia, una historia…sin palabras para definirla.
<< Pueblecito de Barcelona, cerca de un centro de Salud. Yo pasaba por allí después de hacer gestiones en oficinas próximas. De pronto, llegan a mis oídos los acordes de una guitarra. Acordes que me suenan. Acordes que, tras paralizarme hipnotizada, me hacen tararear: “la vida es…”. Buscando la fuente de esa bella melodía descubro a un joven con una guitarra, sentado en el banco de un parque infantil, enfrente del centro de salud. Me acerco mientras sigo hipnotizada por los acordes. La música acaba y el joven levanta la mirada. Aprecio que su rostro está cubierto de lágrimas. Sin poder resistirme, me siento junto a él y le digo: “Preciosa”. El joven, me mira y contesta: “Si, lo era…. Muchísimo más que la canción”(vuelve a caerle una lágrima por su joven semblante). Deduzco entonces que, detrás de esos acordes y esas lágrimas, hay una verdadera historia, una historia que sin conocerla ya había cautivado un cachito de mi corazón. Sin pensarlo, me presento y le doy dos besos en sus mejillas aun saladas, le invito a un café y él acepta. Con la guitarra como compañía, en la terraza de una cafetería charlamos durante 2 horas. Albert, que así se llama el chico, me cuenta que tiene 21 años, sin domicilio conocido, autodidacta, bohemio, vividor y errante. A su juventud madurada me habla de vivencias en lugares como Holanda, Madrid, Mejico, Ceuta,… Su economía mensual varía en función de los donativos y las propinas que le suelen dejar en la funda de su guitarra, aunque dice haberse visto obligado a ejercer de camarero, peonero o gorrilla en Sevilla (la crisis ésta jode también a quien no tiene nada, añade). Me confiesa que no ha estudiado música, es más se sonroja al decir que no posee ni el graduado. Toca de oído, la práctica te lleva a mejorar día a día, ese es su lema. Le pregunto si alguna vez a tocado de manera profesional o en un grupo. Albert, sonriendo, me susurra que no, al tiempo que coje su guitarra y acaricia las cuerdas de manera celestial, haciendo sonar un tema muy conocido de Estopa. Es bueno, muy bueno. Capta la atención y la admiración de todos los clientes en solo 30 segundos. Me guiña un ojo y me dice que hay profesionales que no son capaces de llegar tan rápido a la gente. En ese momento reuno fuerzas para preguntarle por sus lágrimas. Albert, esquivo, baja la mirada y cambia expresión y tono de voz. Me narra su historia, pausada, con evidente emoción. Maria, su madre, había fallecido en el 2009. Un cáncer la dejo postrada en la cama de un hospital durante seis meses, hasta que (como ice Albert acariciando las cuerdas de su guitarra a tono de Alejandro Sanz) “se le apagó la luz”. El silencio llena el espacio en la terraza de la cafetería. Tras una pausa, consentida y respetada, me relata que su madre le regaló la primera y única guitarra que ha tenido (vuelve a acariciar a su eterna compañera). En sus últimos meses solo sonreía cuando le tocaba la guitarra para ella en esa fría habitación de hospital, dice con voz temblorosa. Caigo en la cuenta que no ha mencionado a ningún familiar más, como si estuvieran solos los dos contra el mundo. No deseo hacerle sufrir recordando momentos duros e intento desviar la conversación preguntándole por sus artistas preferidos, sus gustos musicales,… Albert me cuenta que le gusta todo tipo de música, que toca casi todos los palos, pero que prefiere las canciones de artistas que llenan el alma y me nombra a Manuel Carrasco. Recita textualmente que la música de Manuel nace del lugar de donde todos la recibimos, del corazón. Vuelve a entristecerse y me relata que la canción con la que había llorado, “la vida es…” era una de las canciones preferidas de su madre. Que, mientras se revolvía de dolor en aquella habitación, le pidió a Albert que se la tocara. Albert no la conocía y estuvo tres días y tres noches ensayando por los pasillos hasta que pudo hacerle ese regalo a su madre justo antes de que se fuera. Mientras escucho su relato las lágrimas que salieron de su corazón, mojan ahora mis labios. Después de un par de cafés, unas cuantas lágrimas y algunas risas, Albert se disculpa como todo un caballero y me cuenta que tiene que dejarme, que aún no se ha ganado la cama donde va a dormir esa noche. Le ofrezco ayuda, pero la rechaza. Explica que si algo en la vida le enseño su madre, fue que se lucha cada día para conseguir lo que uno quiere, y el día que no se lucha, el destino “te apaga la luz”. Contrariada por haber conocido a una gran persona, verla pasar fugazmente por mi vida y sentir envidia sana, me despido dándole un gran abrazo y deseándole suerte. Sus últimas palabras antes de buscarse otro rinconcito de la calle donde plantar la funda de su guitarra fueron: “Suerte es lo último que deseo. La suerte la necesitaron otros mejores que yo y no la obtuvieron, ¿Por qué tendría que desearla yo?.
Vuelvo a mi vida, mi rutina, mis quehaceres y mis obligaciones. Pero desde hoy mis ojos ven de manera diferente. Puede que en este mundo hayan muchos Albert. Y puede que en este mundo, una canción, una melodía, unos acordes, te hagan cambiar la vida.>>
Así es la música, así son las personas.
qe preciosidad de historia neuss,soi fan de manuel ,sara vazquez estoy en facebook en tu evento de"organicemos un concierto",acabo de leer esto pr casualidad y de veras que me ha conmovido sobre todo lo de "prefiere las canciones de artistas que llenan el alma y me nombra a Manuel Carrasco. Recita textualmente que la música de Manuel nace del lugar de donde todos la recibimos, del corazón"
ResponderEliminaraiss,tiene toda la razón,
ojala viera a ese chico por mi ciudad cantando "la vida es"(L)
QUE HISTORIA MAS TRISTE Y PRECIOSA A LA VEZ,QUE RAZON TENIA EL CHICO AL DECIR QUE LAS CANCIONES DE MANUEL SALEN DEL CORAZON.
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