"BAILAR EL VIENTO"

jueves, 24 de febrero de 2011

DE TODOS LOS OT, ME QUEDO CON EL 3142.


Después del fin de OT y ante la próxima entrega de un olvidado y decadente Eurovisión, vale la pena recordar buenos tiempos, tiempos pasados, tiempos en los que se dio a conocer un chico veinteañero con mucho arte, muchas ganas y sobre todo, mucha ilusión y dedicación. Recordando...

<< A los 13 años se subió al escenario de sus sueños, al escenario del teatro de la Gran Vía, “disfruté como lo que era, un niño”. Desde los 13 hasta los 20 siguió subiéndose a ese escenario, con la magia del carnaval, como director y compositor de muchas agrupaciones. Manuel sentía que el tiempo pasaba, que se estaba quedando estancado...” Tenía la intuición de que algún día llegaría su oportunidad, pues llega un momento que dices, ya tengo 21 años y no me he movido de casa. En un pueblo las cosas son difíciles, no tenía recursos y me estaba ‘muriendo' a cachos”. Manuel aprovechó la oportunidad de su vida y se subió a un tren ”Se me presentó la oportunidad de "OT" y me lo jugué todo a una carta. Dejé de fumar y de salir más de la cuenta y me centré en el casting, me lo tomé con mucha seriedad” Para Manuel era su oportunidad de oro...”Necesitaba entrar en la academia para prepararme, al fin llegó el sueño, lo acaricié, lo toqué y me lo quedé” A la inexperiencia y a los miles de rivales en las pruebas de selección, iban a unirse otros problemas que no tenían ninguna relación con la música. Cuando convocaron la segunda edición no lo pensó, anotó el número y llamó. Por fin llegó el día, el casting se hizo en Sevilla, convenció a un amigo para que lo llevara y los dos llegaron a Sevilla con gran excitación. Cuando estaba en la cola se acuerda que para el casting necesitaba el DNI y se le había olvidado en Isla Cristina, (y es que cuando Manuel dice que es despistado no habla en vano). Habló con Clara, (la jefa de producción del programa) y ella le dijo que lo sentía, que sin DNI no podía hacer el casting. El pobre Manuel se fue destrozado para Isla, era el último día del casting y Manuel se sentía fatal. Sin embargo, el destino es poderoso y aquello no podía acabar así. Manuel se armó de valor y llamó a la academia, y cuando le contestaron les contó su problema y ellos le dijeron que la única solución era que se presentara al casting de Valencia dos días después. Manuel llamó a un amigo y le dijo...”Quillo, te pago el viaje, te pago la estancia si te vienes conmigo ¿vale?” Y como el mayor triunfo de Manuel son los amigos, que siempre están ahí cuando los necesita, esta vez tampoco le falló y emprendieron camino hasta Valencia...”Me levanté a las 8 de la mañana, me fui a hacer cola y allí estuve hasta las 4 de la tarde. Cuando me tocó el turno dije: Hola, soy el 3142 y canté durante 10 o 12 segundos delante del jurado” La espera había valido la pena, Manuel fue seleccionado. Una vez pasado el primer casting, puede decirse que lo que vino después fue coser y cantar. Para alguien que como él que cree en el destino, es fácil imaginarse que lo más difícil ya había pasado, aunque el camino hacia la academia aun era muy largo. El segundo casting fue en Sevilla...”Me fui con la guitarra, canté y tuve que bailar, bueno...no era bailar, era moverme, no se puede llamar bailar a eso, era una ruina bailando, vamos. Y también me seleccionaron”. Tras el segundo casting, llegó el verano y Manuel en su Isla Cristina miraba el calendario con impaciencia y se preparaba para la prueba final...”Cuando llegué y vi a tantas personas allí haciendo gorgoritos, me decía... ¿a dónde voy yo dios mío?, ¡¡unas voces increíbles!!”. Manuel sabía que la mayoría quedaría fuera, pero él se echó para adelante y consiguió pasar...”La gente iba muy preparada y yo no, eran sólo quince segundos en los que iba a poner el corazón, porque no tenía otro aval, y le salió bien". "Lo primero que se me pasó por la cabeza cuando me dijeron que me habían seleccionado, fue que se había cumplido el sueño de mi vida. Pensé mucho en mis amigos que estarían tan contentos como yo, era un triunfo de todos, tantas noches hablando de lo mismo, fue un respiro después de tanta lucha” La primera impresión de Manuel al traspasar la puerta de la academia fue de estupor. Atrás quedaban sus años de ilusiones, ahora convertidos en una prometedora realidad. Los primeros días fueron de tanteo, aunque todo sucedía muy deprisa...”Al principio me dediqué a aprender mucho y a los compañeros los fui conociendo poco a poco, y aprendí a valorar más -si cabe-, lo que es la amistad”. Los profesores llegan a convertirse en amigos. Manuel mantuvo con todos ellos una buena relación y los recuerda a todos con especial cariño. Quizá la profesora con la que Manuel lo tuvo más complicado fue con Catherine (la profe de inglés) y no por nada personal, sino porque la pronunshieshion de Manuel se resistía mucho a adquirir los matices correctos. Le gustaban muchísimo las clases de interpretación con Ángel, porque era muy importante trasmitir. Pero la clase que traía a Manuel por la calle de la amargura era la de expresión corporal. Dentro de la academia, Manuel también se encontró con sus compañeros, que compartían con él la pasión por la música. Rápidamente surgieron lazos afectivos entre ellos y la amistad se estrechó día a día. Se llevaba bien con todos y sus compañeros correspondieron a este sentimiento al verse hechizados por una bondad infinita y los ojos profundos de Manuel. Manuel no tenía preparación musical, pero tenía y tiene duende, ese duende con el que cada lunes fue enamorando a los componentes del jurado y a todos los espectadores y además fue ganando soltura en el escenario, aprendió a mantener la mirada fija y a no cerrar los ojos al cantar. Gracias a todo esto y a tener un corazón que no le cabe en el pecho, Manuel fue el favorito en muchas ocasiones. Si a esto le sumamos una voz portentosa y una pasión estremecedora, el resultado tiene un nombre: Manuel Carrasco. Manuel se metió en el bolsillo al público y al jurado, y esto le valió un segundo puesto entre los finalistas, acompañando a Beth y a Ainhoa. Con más del 24% de los votos, Manuel tenía muchas papeletas para ser elegido como representante de España en el festival de Eurovisión, y afrontó el nuevo reto con esperanza y todas las energías puestas en el desafío. El 10 de febrero se presentaron las canciones para viajar al festival, tres por concursante. Manuel tuvo que defender tres temas muy diferentes: “Viviré moriré”, “Santa Lucía” y “Sueña con este momento”. Había que descartar dos temas y el jurado se encargó de eliminar uno, mientras que los espectadores excluían otro. Así, tras unos días, la canción elegida para que Manuel representara a España en el festival fue “Viviré, moriré”, que no resultó elegida pese al 31% de los votos del público. Eurovisión se alejaba del horizonte de Manuel, pero no importaba, su futuro le esperaba con los brazos abiertos y además tenía una nueva ilusión, la grabación de su primer disco. >>

Por cierto, una anécdota, si sumais los numeros de 3142, sale un artista 10, ¿premonición?. Y otra curiosidad, Serafin Zubiri, tan ligado a Eurovisión, en su último disco incluye una versión de Viviré, Moriré. ¿Habría ganado Manuel?


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